MINA, 1004

Arder, eu vi minha avô arder.
Agosto. Chihuahua, 1963. Ela ardeu,
por fora e por dentro, ardeu na rua Mina, 1004.
Vi o meu pai envolvê-la num lençol, o colchão ardia;
as cortinas, a almofada, o seu vestido
enegreceram. Guardou tudo.
«Não façam barulho, a sua mãe está cansada.»
Vi-o sair de luto nessa tarde de agosto com a sua gravata negra.
Guardou-a. Guardou cinza e pranto.

O fumo da avô no saguão, as tias
sorvendo, ásperos, os grumos do café.

Era preciso apagar o escuro que doía,
dissolver o sal, o pranto, abraçar-se,
sufocar o tremor da viagem, ouvir
Paul Anka, por exemplo, à falta de pulsação,
riscar o disco de 45 rotações por minuto.

Por instantes vivia, por instantes
tudo ficou púrpura: a mulher, o
cansaço, a folhagem dos álamos. Depois
o vidro, o vidro no cedro,
o rosto queimado sob o fumo.

Também a minha mãe ardeu. O seu sorriso apagado entre lágrimas:
«Arranja-me o cabelo, disse-me, deixa-me sair para ver se já está
__ seca a roupa.»

Tive medo. De que os meus passos lentos não voltassem, da suavidade
da folha, do silencioso apodrecimento,
do peso ressequido da hera, já sem muro, da
jarra na cozinha, sem flores. Tive medo desse quarto cego com a sua
__ morte.
De mim mesma e da intrusão do vento
que levava consigo o pó dos sicómoros.

 

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▪ Jeannette Lozano
( México 🇲🇽 )
in “Telhados de vidro, nº. 19, Editora Averno, Lisboa, 2014

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Mudado para português por _ Inês Dias 🇵🇹  Poeta, Tradutora e Professora

 


 

MINA 1004

 

Arder, yo vi a mi abuela arder.
Agosto. Chihuahua, 1963. Ella ardió,
su fuera y su dentro, ardió en la calle Mina 1004.
Vi a mi padre envolverla en una sábana, el colchón ardía;
las cortinas, la alfombra, su vestido
ennegrecieron. Todo lo recogió.
«No hagan ruido, su madre está cansada.»
Lo vi salir de luto esa tarde de agosto con su corbata negra.
La recogió. Ceniza y llanto recogió.

El humo de la abuela en el zaguán, las tías
sorbiendo, ásperos, los grumos del café.

Había que borrar lo oscuro que dolía,
disolver la sal, el llanto, abrazarse,
sofocar el temblor del viaje, escuchar
a Paul Anka, por ejemplo, a falta de pulso,
rayar el disco de 45 revoluciones por minuto.

Por instantes vivía, por instantes
todo fue púrpura: la mujer, el
cansancio, las frondas de los álamos. Después
el vidrio, el vidrio en el cedro,
el rostro quemado bajo el humo.

También mi madre ardió. En lágrimas su sonrisa apagada:
«Arréglame el pelo, me dijo, déjame salir a ver si ya está seca la
__ ropa».

Tuve miedo. De que sus pasos lentos no volvieran, de la tersura
de la hoja, del sigiloso carcomer,
del reseco peso de la hiedra, ya sin muro, del
florero en la cocina, sin flores. De ese cuarto ciego con su muerte
__ tuve miedo.
De mí misma y el filtrarse del viento
que se llevaba el polvo de los sicomoros.

 

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▪ Jeannette Lozano
( México 🇲🇽 )